La Diócesis Católica Romana de Phoenix alzó su voz, haciéndose eco del clamor de decenas de organizaciones defensoras de los derechos de los inmigrantes que exigen el fin de la persecución que lleva a cabo la administración Trump.
En la carta pastoral titulada “En solidaridad con el forastero”, John P. Dolan, obispo de Phoenix, Eduardo A. Nevares, obispo auxiliar de Phoenix, y Thomas J. Olmsted, obispo emérito de Phoenix, condenaron el reciente aumento de las operaciones del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE por sus siglas en inglés) en el Valle y en todo el país, afirmando: “elevamos nuestra voz y nuestros corazones en oración solidaria por nuestros hermanos y hermanas inmigrantes, especialmente considerando las recientes operaciones de ICE que han traído confusión, temor y dolor a muchas de nuestras comunidades.”
“Estos hombres, mujeres y niños —muchos de los cuales han huido dedificultades económicas, violencia y inestabilidad política— vienen a nuestra tierra en busca de refugio y esperanza. No son estadísticas; son nuestros vecinos. Son miembros de nuestras parroquias, nuestras escuelas y nuestras comunidades”, dice la carta.
El documento de tres páginas continúa detallando cómo la difícil situación de los migrantes refleja la de Jesucristo, según la doctrina católica, afirmando que Jesús era un inmigrante, nacido en tierra que no era la cuna de María ni de José, ya que escaparon de la ira de un tirano y confiaron en la bondad de extranjeros para su protección.
Estados Unidos fue elogiado en su momento por el arzobispo Fulton Sheen como un “santuario para los oprimidos”. Hoy, “es difícil ver cómo estas palabras reflejan nuestro momento actual”, indicaron los líderes católicos en la carta.
Se hicieron eco de los sentimientos del arzobispo Timothy Broglio, presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos, del obispo Michael Pham de San Diego y del arzobispo José H. Gómez de Los Ángeles, donde el aumento de las medidas de control migratorio se ha topado con la resistencia comunitaria.
“Han pasado casi 40 años desde la última reforma de nuestras leyes de inmigración. Es demasiado tiempo, y es hora de hacer algo al respecto”, declaró Gómez.
A principios de esta semana, un grupo de monjas católicas y activistas protestaron frente al Centro de Detención Eloy, la prisión de ICE más grande de Arizona, con capacidad para 1,550 detenidos al día.
“Afirmamos su humanidad. Estamos a su lado en la fe. Y oramos con todo nuestro corazón por una reforma migratoria verdadera e integral en nuestra nación —una reforma que no esté arraigada en el miedo, sino en la justicia, la compasión y la sabiduría”, escribieron los líderes católicos.
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