
A puma is captured turning back upon encountering the border wall that divides Arizona and Sonora. (Video grab, Ganesh Marín)
Nogales, Arizona – Un puma camina durante la noche en su hábitat en el desierto de Arizona. Al llegar al muro que divide a México de Estados Unidos se detiene, emite unos silbidos, espera unos segundos y se aleja. Por igual se puede ver un coyote y otro tipo de fauna no cruzar la zona.
Esas escenas fueron captadas por cámaras que instaló en paralelo al muro fronterizo el biólogo Ganesh Marín como parte de un estudio para su doctorado en la Universidad de Arizona en Tucson.
Marín, un biólogo mexicano, colocó casi 100 cámaras trampa en paralelo al muro fronterizo en la zona donde se únen Nuevo México y Arizona, colindante con los estados de Sonora y Chihuahua en México y en paralelo a la carretera federal número 2 en México, la cual conecta a Ciudad Juárez, Chihuahua con Tijuana, Baja California para evaluar cuáles son las especies de grandes animales, como osos, jaguares, pumas y gatos montés, que se mueven constantemente entre México y Estados Unidos.
El estudio del actual ambiente fronterizo generado por los gobiernos de Estados Unidos y México ha aumentado en las últimas décadas, sobretodo debido al impacto que tienen las barreras físicas sobre la flora y fauna en la región.
Y los estudios de Marín continúan esa línea de investigación analizando los cambios entre habitantes salvajes de la zona ante la continua construcción de esos muros fronterizos.
La zona enfoque de su estudio es un corredor considerado unas de las espinas dorsales de Norteamérica y por el que históricamente se han movido poblaciones de osos, pumas, jaguares, coatíes y otras especies en peligro de extinción, como el ocelote y el castor, que también pudieron documentar en el estudio, dijo Marín.
En esa zona el gobierno federal de Estados Unidos planea construir 40 kilómetros de muro fronterizo a través del valle de San Rafael, dio a conocer la organización Sierra Club el pasado 5 de junio.
“Se sabe que jaguares, ocelotes y otras especies en peligro de extinción cruzan la zona. El río Santa Cruz nace aquí y fluye hacia el sur, rumbo a México, antes de girar de nuevo hacia el norte a través de Nogales, Tubac y Tucson, para luego unirse al río Gila”, indica un comunicado de la organización ambiental.
Marín precisó que la pregunta que entabla su estudio es cómo va afectar a largo plazo el muro fronterizo a largo plazo. Lo que él y su organización publicaron en un estudio previo son los primeros indicios del impacto del muro en la actualidad. La idea es predecir las consecuencias con la idea de mitigar y, eventualmente cuando se vuelvan a abrir esos corredores, sepan cuáles son los lugares prioritarios para volver a conectar a esas poblaciones.
Cómo barreras físicas impactan el movimiento de especies
Marín estudió la licenciatura y maestría como biólogo en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Actualmente trabaja para una organización sin fines de lucro llamada Conservation Science Partners avanzando su investigación, dijo.
El análisis lo comenzó como parte de sus estudios de doctorado en fauna silvestre y conservación en la UA en Tucson, platicó.
“Cuando inicié el doctorado, esa era la idea”, compartió, detallando que inicialmente solo pretendía enfocarse en el movimiento de especies.
“Luego llegó la pandemia y cuando regresé a mi sitio de campo habían construido la mitad del corredor que quería evaluar con el muro fronterizo. Entonces tuve que añadir esta nueva variable a mi proyecto para ver cómo está afectando la comunidad de estos animales la presencia de un muro fronterizo”, dijo Marín.
Agregó que no es simplemente si pueden pasar o no del otro lado sino que se modifica completamente la comunidad en ambos lados del muro.
“Lo que encontramos es que, más allá de que no puedan pasar de un lado a otro, toda la comunidad se está transformando. Observamos que en áreas cercanas a la frontera entre México y Estados Unidos cada vez hay menos animales grandes porque hay más actividad humana”, indicó.
Según Marín, los animales grandes generalmente le temen más al ser humano porque son perseguidos y cazados, como osos y pumas que son los grandes depredadores del área. Al ser eliminados por humanos, el ecosistema se altera por completo, explicó.
La construcción de muros modifica “el flujo de comunidades que llevan moviéndose miles y miles de años y que queda interrumpido un paso biológico vital para ambos países”, dijo el biólogo.
El análisis de muchas horas de video revelan varios factores que impactan la migración de animales, tanto en EEUU como en México. Por ejemplo, algunos animales llegaban hasta el muro fronterizo y se regresaban, y en el lado mexicano, osos que cuentan con monitoreo con sistema de posicionamiento global (GPS, por sus siglas en inglés) no han cruzado al lado estadounidense debido a que la carretera también funge como barrera.
“Tenemos una doble barrera que impide el movimiento de fauna entre estos dos países”, dijo Marín.
El tema del muro fronterizo genera debate entre políticos, sectores de conservacionistas y el gobierno. Mientras algunos argumentan su importancia para la seguridad nacional, otros advierten sobre los impactos irreversibles al medio ambiente.
Para Marín, lo importante es garantizar la construcción de un puente por medio del cual se pueda mantener el flujo de especies, aseguró, lo cual depende de ambos países.
En Texas existe el Parque Nacional Recreacional Amistad, donde se establece y se reconoce el valor biológico entre ambos países. Esta zona, catalogada como un “paraíso fronterizo” por el Servicio del Parque Nacional de Estados Unidos, se maneja como áreas naturales hermanas que mantienen el flujo entre ambas especies.
Justo eso es lo que quieren ver con el proyecto, dijo Marín —ver cómo está cambiando la comunidad.
Marín ahora planea expandir su monitoreo de osos en Sonora a aquellos en Arizona.
En dos años de monitoreo, ningún oso en México ha llegado a la frontera con EEUU debido a la carretera que les prohibe el paso, dijo. Esa zona es el único paso de montaña que los animales usan para llegar a las montañas de Estados Unidos.
Relató que un oso llamado Jerónimo en algún punto se dirigía hacia el norte. Llegó a 100 metros de la carretera y se regresó.
Este año tienen el proyecto de colocar collares a osos en el área de las montañas Chiricahuas ubicadas en el sureste de Arizona, en el condado Cochise.
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