Abajo con la migra

Como ciudadano estadounidense de origen mexicano, me siento constantemente como si fuese un extranjero en mi propia tierra, como dice el dicho. En estos tiempos difíciles, a las personas morenas —mi gente— las atacan, secuestran y encarcelan los cazarrecompensas del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas, ICE. Siento como si mi mundo fuese “una jaula con barrotes de oro", como en la escena clásica de la película de 1987 "Barfly" (Mariposas de la Noche), la semi autobiografía del poeta Charles Bukowski.

Soy idóneamente consciente de que millones de personas en todo el mundo corren grandes riesgos y pagan altos precios, incluyendo al separarse de sus familias y al abandonar sus países de origen, para vivir en Estados Unidos. ¿Pero, cómo puedo estar orgulloso de mi ciudadanía estadounidense cuando son precisamente esas personas, las más vulnerables, las marginadas y en movimiento, la gente de color y afroamericana, las que el gobierno de Estados Unidos constantemente criminaliza a través de sus crueles agentes?

El gobierno estadounidense está deportando a personas de color de manera inhumana. Pero a finales del siglo XIX y principios del XX, este mismo gobierno acogía a los millones de europeos que llegaban a Ellis Island. Huían de la pobreza, la violencia, la desesperación. Estos inmigrantes europeos desesperados experimentaban los mismos factores que históricamente llevan a la gente a migrar en la actualidad, tal como ya comenté en mi charla TEDx de 2015.

Esta situación me lleva a preguntarme pregunto si “El Nuevo Coloso” - el poema de Emma Lazarus grabado en una placa de la Estatua de la Libertad en Nueva, y que dice: «Dadme a vuestros cansados, a vuestros pobres, a vuestras masas apiñadas anhelando respirar libres» -  solo se aplica a la gente blanca.

El antimexicanismo en El Norte se ha convertido en un pasatiempo estadounidense. Considerando la invasión imperialista de México por Estados Unidos entre 1846 y 1848;  los linchamientos de mexicanos por parte de los Texas Rangers; las deportaciones masivas de la Repatriación Mexicana  a principios del siglo XX; la "Operación Espalda Mojada" (Operation Wetback), con más deportaciones masivas a mediados del siglo XX y mucho más, el ya fallecido historiador Dr. Juan Gómez-Quiñones nos hace comprender este término en su brillante ensayo de 2017 ‘La realidad: The realities of Anti-Mexicanism’:  "El antimexicanismo estadounidense es un conjunto de larga data de atribuciones, convicciones y prácticas discriminatorias históricas y contemporáneas, basadas en la raza,  infligidas a personas de ascendencia mexicana, y generalizadas en Estados Unidos".

A las personas de color digo: no es momento de vivir con miedo. Esto es lo que desean los neofascistas y los nacionalistas blancos, los que buscan la opresión y el control de la comunidad latina. 

Los hijos de inmigrantes latinos nacidos en Estados Unidos debemos alzar la voz en nombre de nuestros padres y parientes que se sacrifican día tras día para que nosotros disfrutemos de las oportunidades educativas, profesionales y otras de las que ellos carecieron en sus países de origen. En mi caso, fue gracias a mis padres inmigrantes, sin educación formal en México, quienes trabajaron por muchos años en empleos mal pagados, laboriosos y peligrosos en Estados Unidos, como también lo hicieron millones de sus paisanos, que yo tuve la oportunidad de obtener títulos de posgrado en UC Berkeley (doctorado) y UCLA (licenciatura y maestría). Y que durante tres años, pude enseñar y ser mentor de estudiantes de posgrado en la Escuela de Divinidad de Harvard.

Como activista académico chicano, tengo entonces la obligación moral de utilizar mi privilegio en defensa de los de abajo. Sé que mis títulos de élite y mis logros académicos no me protegerán de los ejecutores del capitalismo racial. Y en vistas del terror que mi comunidad sufre en estos momentos, reflexiono sobre lo que nos enseñó el ya fallecido congresista John Lewis sobre el afán de involucrarse en "problemas buenos, problemas necesarios" ("good trouble, necessary trouble").

Y finalmente, aprendamos todos de las heroicas palabras atribuidas a Joe Hill, el activista laboral, compositor y miembro del sindicato Trabajadores Industriales del Mundo (Industrial Workers of the World, IWW), antes de que lo ejecutara el estado: "¡No se lamenten, organícense!"

El Dr. Álvaro Huerta es profesor asociado en Cal Poly Pomona. Entre 2021 y 2024, fue becario de Religión y Organización de Vida Pública (Religion and Public Life Organizing Fellow) en la Escuela de Divinidad de Harvard. Nació en Estados Unidos, pero pasó sus primeros años en la frontera, entre Tijuana (Baja California, México), y San Diego (California, Estados Unidos). Tiene un Doctorado en Planificación Urbana y Regional por la Universidad de California en Berkeley, una Maestría en Planificación Urbana y una Licenciatura en Historia por la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA).

Dr. Álvaro Huerta is an Associate Professor at Cal Poly Pomona. From 2021 to 2024, Dr. Huerta was a Religion and Public Life Organizing Fellow at Harvard Divinity School. Dr. Huerta was raised in Boyle Heights’s Ramona Gardens public housing project (or Big Hazard projects.) He holds a Ph.D. in City & Regional Planning from UC Berkeley. He also holds an M.A. in Urban Planning and a B.A. in History from UCLA.

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