
Manifestantes contra las redadas migratorias frente al Ayuntamiento de Los Ángeles el 8 de junio de 2025. (Apu Gomes/Getty Images)
Los agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) están deteniendo a la fuerza y desapareciendo a miembros de nuestras comunidades latinas.
Este fin de semana lo hemos visto en los lugares donde trabajan por todo Los Ángeles. Hace apenas unas semanas lo vimos a la salida de las cortes de Phoenix, Arizona. Lo vimos en vecindarios a lo largo y ancho de Estados Unidos. Las redes sociales se han inundado con imágenes y videos de familias separadas, de madres e hijos al momento de ser secuestrados por enmascarados vestidos de civil, subidos a vehículos sin identificación e iniciando el proceso de su deportación.
Pese a las amenazas sufridas y el miedo causado desde las elecciones presidenciales de noviembre de 2024, nuestra valiente comunidad se niega a callarse. Asumen la ira y participan en actos de protesta pacífica y de desobediencia civil. Le envían a la Casa Blanca un claro mensaje: ¡no cederemos ni nos detendremos hasta que cesen estos ataques abiertos y racistas contra nuestros seres queridos!
El combustible que mantiene vivos los movimientos y sustenta las olas del progreso en Estados Unidos es la ira que se acumula a lo largo de las generaciones de opresión.
Nuestra comunidad no desconoce las tácticas militares utilizadas por el gobierno estadounidense para acorralar y deportar a los latinos. Durante los años de la Gran Depresión sufrió el Programa de Repatriación de Mexicanos. Después de la Segunda Guerra Mundial, la Operación Wetback (Espalda Mojada). Durante décadas, la creciente militarización de nuestra frontera sur. Tenemos ira a raudales.
Una vez más, es hora de activar esa ira, hora de superar el miedo y la apatía y de unirnos a nuestros vecinos, a desconocidos, colegas, familiares y amigos en actos pacíficos de desobediencia civil, para exigir a los líderes políticos que cesen su cruzada violenta contra la comunidad.
Durante el fin de semana tuvieron lugar en Los Ángeles redadas migratorias en las que los agentes de ICE buscaron detener a personas con fuerza como parte de la creciente actividad de la agencia en todo el país, pero que movilizaron a activistas de derechos migratorios y a sindicalistas, provocaron las protestas que continuaron hasta el lunes y más allá y animaron a otros a confrontar directamente a los agentes de ICE.
Y al hacerlo, al intentar proteger a los nuestros, están demonizando a nuestra comunidad aún más.
Así, a David Huerta, presidente del Sindicato Internacional de Empleados de Servicios (SEIU) de California, lo detuvieron violentamente agentes federales mientras documentaba una redada, arrojándolo al piso. Tuvo que ser hospitalizado. Después, lo trasladaron a una cárcel local de Los Ángeles.
Desde el hospital, Huerta emitió un comunicado llamando a la unidad y a la resistencia contra la injusticia. Su mensaje resonó en todo Los Ángeles, y numerosos miembros de la comunidad, líderes y funcionarios electos pidieron su puesta en libertad.
Quizás las palabras más contundentes de Huerta sean estas: “Esto que me pasa no se trata de mí; se trata de algo mucho más grande”.
Los actos de resistencia y la desobediencia civil constituyen una clara respuesta a las injusticias que azotan a un pueblo, una comunidad Son una expresión del deseo de revertirlas por el bien común.
En momentos en que una agenda extremista domina el estado de derecho federal e impone represalias y castigos a quien se atreva a oponerse, vivimos en el miedo; ellos cuentan con eso.
Especialmente cuando nuestra comunidad participa en actos de desobediencia civil, que, como dice el filósofo John Rawls, significa participar en “un acto público, no violento, consciente, pero político, contrario a la ley” para lograr un cambio.
Lamentablemente, este tipo de protesta no está amparado por la Constitución de Estados Unidos.
No todos los miembros de la comunidad son David Huerta, ni se debería esperar que lo sean, pero la unión hace la fuerza. Se pueden organizar actos de resistencia que tengan consecuencias en todos los ámbitos de nuestras vidas.
Ahora, cuando organizadores, activistas y profesionales están liderando las protestas en las calles de todo el país, es también imperativo que participemos en estos actos de protesta y resistencia pacífica en nuestros espacios cotidianos. Que exijamos cambios en nuestros lugares de trabajo, que pidamos cambios a aquellos planes de estudio que contribuyen a la exclusión de nuestra gente en nuestras escuelas, que utilicemos nuestras plataformas sociales para exigir justicia, que tengamos espacios seguros en nuestros lugares de culto y, sobre todo, que eduquemos en este espíritu a quienes viven en nuestros hogares.
El acto de denunciar la agresión que esta administración nos ha impuesto es un valiente acto de resistencia. Tenemos que estar dispuestos a contribuir con lo nuestro para apoyar a quienes no pueden hacerlo, a aquellos cuyo sustento está en riesgo.
Para más información sobre el movimiento y las organizaciones que lo apoyan, visite:
Coalición por los Derechos Humanos de los Inmigrantes (CHIRLA)
Centro de Recursos Centroamericanos (CARECEN)
Centro Legal Defensores de los Inmigrantes
Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU)
Para obtener más información sobre sus derechos, visite: https://www.immigrantsarela.com/knowyourrights
(0) comments
Welcome to the discussion.
Log In
Keep it Clean. Please avoid obscene, vulgar, lewd, racist or sexually-oriented language.
PLEASE TURN OFF YOUR CAPS LOCK.
Don't Threaten. Threats of harming another person will not be tolerated.
Be Truthful. Don't knowingly lie about anyone or anything.
Be Nice. No racism, sexism or any sort of -ism that is degrading to another person.
Be Proactive. Use the 'Report' link on each comment to let us know of abusive posts.
Share with Us. We'd love to hear eyewitness accounts, the history behind an article.